lunes, 2 de febrero de 2015

LA PIANISTA



Tocó mi piel como una partitura a componer
y supo sacarme las claves de sol
que le faltaban a cuerdas desafinadas voz.
Así siguió con su tacto de pianista
en la cuerda trapecista que nos unió.
Ahora somos pentagramas impresos
en pálido blanco de las sábanas,
donde el deseo nos recorre intenso,
como una autopista, nuestras almas.

                                        Dani Aguilera











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