lunes, 2 de febrero de 2015
CONVERSACIÓN ETERNA
Después de la nada
apareció la vida sin conciencia.
Con ella trajo a la muerte
y después pasó la historia.
Y así los años alquitranados del tiempo
nos imprimen su arañazo
y su caída del trapecio,
su pelaje desgastado,
su alfombra de asfalto.
No busques a ciegas,
pues lo encontrado siempre fue polvo;
no quieras.
Osado en tus palabras
te balanceas torpemente
en la cuerda de lo absurdo,
donde el presente
nunca jugó limpio.
Dani Aguilera
QUISIERA
Quisiera arroparte con las palabras
Sin que mis preguntas te atormentasen.
mi cabeza, anidada de noches inciertas,
de barras que hablan solo si bebes,
de callejones que conducen al infierno.
Cómo quisiera arroparte con tu desnudez
sin que mi barba te cause estragos.
Mis manos se desploman cargadas de colores
que buscan el matiz idóneo,
la pincelada perfecta en un solo trazo.
Pero ya sabes como va esto,
tú que de amor saboreaste amargo,
yo que de amor lo descubrí imperfecto.
De veras que quiero arroparte sin peligro
a pesar de que esta luna nos mire a regañadientes
y todas las musas se vuelvan contra nosotros,
contra todo esto que inventamos sin darnos cuenta.
Pensaré en ti como una manera cabal de vivir,
te inventaré –ya lo he dicho tantas veces–
el dialecto que nos distinga de esta infame
distancia que nos separa.
Te arroparé desde el cielo de tus párpados
y soñaré, por consiguiente, encallado a través
De lo que el arte te inyecta.
Dani Aguilera
LA PIANISTA
Tocó mi piel como una partitura a componer
y supo sacarme las claves de sol
que le faltaban a cuerdas desafinadas voz.
Así siguió con su tacto de pianista
en la cuerda trapecista que nos unió.
Ahora somos pentagramas impresos
en pálido blanco de las sábanas,
donde el deseo nos recorre intenso,
como una autopista, nuestras almas.
Dani Aguilera
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